jueves, 29 de mayo de 2014

Detrás de cada Te Quiero. Segunda parte

Pero bastante largo se va haciendo ya este tema, que más que un diario a retrospectiva se va convirtiendo en una catarsis de emociones actuales, lo dije al inicio de todo, es un diario a retrospectiva escrito muchos años más tarde de cuando ocurrieron los encuentros aquí narrados, pero también e inevitablemente es una maraña de confusiones atemporales, sentimientos ambivalentes y escenas de un mundo pasado-presente.

Con Víctor recibí el último golpe al corazón por un buen par de años, coincidiendo con mi entrada a la educación secundaria en un estricto sistema de normas conductuales y morales, así como mi…cómo llamarlo, mi desprendimiento del hombre que por cuatro años me enseñó lo que es el “amor”; dejé de lado el gusto por los hombres y me concentré en estudiar, ser una buena hija, cumplir con los parámetros establecidos para ser mujer y de vez en cuando inundaba mis cuadernos con letras doloridas y desgarradores deseos de muerte.

Sin embargo conocí a Daniel. Ingresó a mi grupo en segundo grado, con él llegaron Ch. y J., al igual que Juana y la Coneja. Desde el principio hicimos click, él era bastante peculiar, tenía una cicatriz enorme en el brazo izquierdo, decía que se había quebrado todo el brazo y la cicatriz era el recuerdo de la cirugía. Fue el primer chico con el cual pude hablar durante horas y horas, mucho más de lo que usualmente charlaba con mis amigas y además opinaba acerca de todos los temas. Su novia era mayor, estudiaba el bachillerato y frecuentemente me contaba sus aventuras sexuales, además de pedirme consejos.

Él era originario de Celaya, aunque sutiles había diferencias en costumbres y lenguaje. Su madre trabajaba bastante todo el tiempo, así que Daniel gozaba de suficiente tiempo libre, la única vez que fue a visitarme a la casa de mis padres por la tarde me negaron la salida. A mi padre no le hacía mucha gracia eso de ver a los amigos en horas extraescolares y mucho menos que acudieran a la casa. Pero yo visité lo que era su hogar una vez, no pude entrar, el edificio era enorme tipo condominio y Daniel estaba ocupado dentro.

Tenía la costumbre de agasajarse a algunas de las compañeras del grupo, y extrañamente todas se dejaban con él. Varias ocasiones los llevaron a la oficina de la Madre Superiora, a mí me daba la impresión de que eso los alentaba mucho más. Recuerdo un episodio de sus aventuras sexuales con su novia de entonces, ambos fueron a un evento festivo en un pueblo cercano a la ciudad, en ese entonces casi era un pueblo fantasma, ahora es pueblo mágico; dentro de las festividades las personas podían quedarse la noche allá, acampaban en las ruinas y los más osados en las minas abandonadas. Daniel se quedó esa noche con ella al aire libre, recuerdo bien como iba poco a poco detallándome que la había besado primero suavemente en los labios, para luego pasar a besos más profundos donde la lengua jugaba un buen papel, misma que más lento pero igual de certera recorría del cuello a la altura del inicio de los pechos. Imaginaba a ambos sobre un ruín muro de adobe, sosteniéndose ella como pudo de una roca, emitiendo leves quejidos con cada roce de su lengua sobre el cuello y deseando más. Daniel explorando con su lengua y sus manos el cuerpo de su novia, desabrochando un botón aquí, bajando un cierre allá; sintiendo las mejillas calientes, la boca seca y el sexo húmedo…
-¿Por qué no hacerlo todo? Pregunté –Por qué así es mejor, poco a poco, quedarse tantito con las ganas, saber que más adelante podrás tocar y sentir más, además es menos riesgo, me vengo en mi ropa interior con ayuda de sus manos y jamás habrá peligro de embarazo.

Jamás me rozó siquiera el cabello, jamás coqueteo conmigo; coleccionamos montañas de papeles, cuando todavía se usaban como medio de comunicación en el aula, compilamos segundo tras segundo de charlas amenas. Por primera vez en la vida me sentí comprendida y aceptada tal cual, sin tapujos, sin exigencias de perfección, con la verdad de frente, sino toda al menos lo esencial. Aprendí de sexo como nunca en los cuatro años anteriores de mi vida, siendo que a pesar de haber perdido la virginidad desde temprana edad no sabía absolutamente nada de lo que era tener una vida sexual activa y sino plena, cuando menos satisfactoria y placentera. Daniel representa a mi primer amigo hombre y muchos años más tarde, él único que a la distancia pudo salvarme de un abismo profundo en el cual caí. “Construye un refugio” –dijo.

2 comentarios:

  1. Hola es mas que un diario,pero escrives lindo un lindo saludo

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    1. Hola osito mena, gracias por leerme. Efectivamente es más que un diario, en sí no es un diario como tal, como lo aclaro al inicio; sin embargo es un proyecto personal que me ha llevado mucho tiempo ir concretando, quizá por ello es más valioso aún. El objetivo va más allá de las experiencias eróticas, pretende mostrar una realidad social, el posteriori, ¿qué pasa con una mujer adulta que vivió atrapada en una relación incestuosa? Saludos

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