sábado, 10 de octubre de 2015

Intermedio









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El desamor como principio básico de mi existencia, o de la Existencia, así, con mayúscula…qué soberbio universalizar un sentimiento, mas subrayo que hoy me vivo así, con un cielo gris, día lluvioso y frío dentro y fuera de mi cuerpo, y si mi interior por fin coincide con el afuera ¿qué de raro tiene el pensar que el universo todo coincide hoy con mi alma?

¿Qué de extraño hay en ver tras el espejo a la niña-mujer-varón víctima-victimario ahogando el grito de dolor en un beso? No es tan difícil comprender que no hay línea divisoria cuando el límite soy yo, una masa oscura, amalgama perfecta de cuerpos inconclusos, con parches de piel y los mismos ojos.


Es quizá lo terrorífico, los mismos ojos, condenados a perpetuar en un círculo vicioso el poder-dolor-distoamor; encerrados en un cuerpo capaz de mutar, de doblarse sobre sí mismo para atrapar o liberar atrapando; pero los mismos ojos siempre, ¿de quién serán? ¿A quién corresponden los ojos de un cuerpo distorsionado, de una mente perversa envuelta en un caparazón líquido? ¿Será la niña, será la mujer-varón o son los ojos del monstruo que sólo dentro quedó incapacitado para dañar?



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